¿Qué es la Dependencia?
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Las claves para mirar de frente a la posible necesidad futura de ayuda externa
La primera idea que nos sugiere esta palabra es la necesidad que desarrollan las personas que no pueden valerse por sí mismas para realizar ciertas actividades cotidianas y que requieren que otras personas les ayuden en su materialización.
Pero esta idea, que por sí misma ya nos sugiere una serie de posibles problemas para alcanzar la mejor solución (posibilidad de obtener la ayuda de familiares, disponibilidad de dinero para sufragar los gastos, adaptación de la vivienda, etc.), se va complicando en cuanto incorporamos ciertos agravantes. Son claves aquí el tiempo, la edad, las circunstancias económicas, la situación familiar, la incertidumbre, las ayudas públicas y, por supuesto, algo fundamental: el grado de dependencia en el que se encuentre la persona.
Algunos factores como el tiempo, la edad y la situación económica y familiar son claves frente a la Dependencia
Nos referimos al tiempo porque la situación de dependencia en la que se encuentra la persona podría ser una situación transitoria o no y es cierto que si solamente precisamos ayuda para una situación temporal el problema no parece que sea grave, al menos desde un punto de vista social y global. Cuando hablamos de Dependencia, por tanto, nos referimos a una situación permanente, que además con el paso del tiempo puede evolucionar (generalmente de forma negativa) haciendo más aguda la situación de la persona que no puede valerse por sí misma.
La edad es otro concepto importante de la dependencia, pues aunque puede alcanzarse en cualquier etapa de la vida (no sólo por circunstancias accidentales sino también por procesos naturales de ciertas enfermedades) es generalmente una situación que surge con la edad.
El hecho de que haya aumentado la esperanza de vida está relacionado con una mayor incidencia en nuestra población de algunos deterioros de la salud que terminan en una creciente situación de dependencia: Alzheimer, Parkinson, Esclerosis múltiple, demencia senil…Cuanto más tiempo vivimos, más probabilidades existen de vivir alguna de estas situaciones.
Las circunstancias económicas influyen enormemente en el análisis de la dependencia. No es lo mismo que la persona dependiente a una edad avanzada tenga una buena pensión y un cierto patrimonio que cuente sólo com una reducida pensión y pocos ahorros acumulados.
Cada vez más es preciso pensar en una forma de aseguramiento que permita obtener una prestación económica si la persona termina en una situación dependiente; no sólo que complemente sus posibles ingresos futuros, sino también que sirva de añadido a las ayudas públicas que frecuentemente son insuficientes.
La situación familiar es fundamental; sólo hace falta pensar en todas aquellas ocasiones en las que los problemas de dependencia se reducen porque existe un entorno familiar que permite y posibilita la ayuda externa que la persona precisa. En otras ocasiones, por el contrario, por ser un matrimonio sin hijos, porque los hijos residen en localidades muy alejadas o porque el cónyuge no está en disposición de poder realizar la ayuda necesaria o incluso es igualmente dependiente, existen limitaciones que condicionan cómo y con qué calidad la persona dependiente obtiene la ayuda que precisa.
La incertidumbre es lo que pensamos sobre nosotros mismos cuando nos encontramos en aparente buen estado de salud y lo que, lógicamente, no analizamos. Ni siquiera muchas veces nos planteamos el que con el tiempo podamos ser dependientes. Hay factores genéticos que podrían suponer una cierta predisposición a llegar, con el tiempo, a una situación de dependencia pero hay muchos otros factores que podrían influir. El prever esta situación que se puede llegar a producir es algo fundamental de lo que debemos todos concienciarnos para poner solución a tiempo sin esperar únicamente el apoyo de las ayudas públicas.
Habitualmente los periodos de crisis económicas afectan negativamente a los recursos que la Administración puede destinarnos
Las ayudas públicas existen y seguramente existirán, pero al final estas ayudas salen de nosotros mismos. Esto supone establecer, de los impuestos a los que todos contribuimos, que una parte será para financiar las ayudas que precisan las personas dependientes. Habitualmente los periodos de crisis económica influyen negativamente en los ingresos que se obtienen de los impuestos, por ello las partidas presupuestarias de las Administraciones Públicas se ven afectadas por no disponer de todos los recursos necesarios.
En este sentido el sector asegurador tiene una importante labor por delante en lo que se refiere a concienciar a las personas de la necesidad de aseguramiento personal, con instrumentos que permitan obtener una prestación futura y no incurrir en el error de esperar o confiar en unas ayudas que existirán o no en función de la situación económica general.
¿Qué determina la Dependencia?
Hemos hablado hasta ahora de la necesidad, pero necesitamos aclarar ciertos conceptos para comprender mejor la situación cuando consideramos que la persona es dependiente. Está claro que ha de valerse de la ayuda de otra persona para realizar las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD), pero ¿cuáles son estas actividades?
- Higiene y cuidado personal: afeitado, higiene bucal, higiene de uñas, acceso a la zona de baño y ducha, manejo de los accesorios de baño, maquillaje, peinado, utilización del inodoro, control de esfínteres, etc.
- Actividades domésticas fundamentales: elección de prendas de vestir así como la propia acción de vestirse, preparación de la comida y la misma acción de alimentarse.
- Movilidad: poder moverse por sí mismo o no de una posición a otra o trasladarse fuera del domicilio.
- Entendimiento: Reconocer personas y objetos, poder ejecutar instrucciones u órdenes
- Tareas sencillas.
Es necesario antes de nada diferenciar la Discapacidad de la Dependencia, dado que una persona puede tener un cierto nivel de incapacidad total o parcial y permanente pero no ir asociado necesariamente a la pérdida de autonomía en la realización de todas o la mayor parte de estas ABVD. Por tanto la Dependencia es algo más y es la necesidad que la persona presenta de forma permanente de ayuda externa para la realización de estas actividades. El grado de dependencia dependerá del número de actividades en las que necesite de apoyo y de la frecuencia de esta ayuda.
¿Cuáles son los grados de dependencia?
Distinguimos tres niveles: Grado I de dependencia moderada, Grado II de dependencia severa y Grado III de gran dependencia. La explicación de cómo la persona se encuentra en un grado u otro se detalla de la siguiente manera:
- Dependencia moderada (GRADO I): Cuando se necesita ayuda para realizar varias ABVD al menos una vez al día o se tienen necesidades de apoyo de forma intermitente.
- Dependencia severa (GRADO II): Cuando se necesita ayuda para realizar varias ABVD dos o tres veces al día pero no se necesita ayuda de forma permanente de una tercera persona.
- Gran dependencia (GRADO III): Cuando se necesita ayuda para realizar varias ABVD varias veces al día y por la pérdida de autonomía, física, mental y sensorial se necesita el apoyo constante de otra persona.
Pero además cada uno de estos grados, a su vez, se clasifica en dos niveles, en función de la autonomía, atención y capacidad de la persona, siendo el nivel 2 el de mayor necesidad y 1 el de menor nivel de apoyo requerido.
Las Ayudas de la Administración
Las ayudas públicas que existen están relacionadas con nivel de dependencia que presente la persona afectada, pero para acceder a las posibles ayudas es necesario pasar por una clasificación previa y cumplir con ciertos requisitos. Esto puede implicar que hasta que se obtenga la ayuda sea necesario que transcurra un prolongado periodo de tiempo. Puede, además, que cuando realmente se obtenga la ayuda la situación de dependencia haya evolucionado y el nivel sea más grave al inicial que determina ahora la ayuda percibida.
Esta posible revisión de la clasificación realizada nos puede hacer entrar en un proceso complicado, pudiendo incluso, por desgracia, darse que cuando se reciba por fin la ayuda la persona haya fallecido ya, sin haber llegado a obtener el soporte que le correspondía
Extrayendo algunas conclusiones
- La situación de dependencia es algo que puede afectar a todas las personas con el tiempo, independientemente de la edad, sin poder prever el momento en que se llegue materializar.
- No podemos prever cuáles serán los efectos de la dependencia, si llega a producirse, y tampoco si tendremos ayuda familiar o solvencia económica. Tampoco podemos confiar en que, en ausencia de lo anterior, la Administración Pública pueda ayudarnos económicamente a través de los servicios sociales.
- La incertidumbre de que se llegue, realmente, algún día a producir esta situación debe animarnos a establecer algún mecanismo de previsión, ahorro o aseguramiento que permita generar unos ingresos con los que hacer frente al incremento de gastos que la dependencia lleva consigo.
- El aseguramiento debe establecerse cuando nos encontramos en buen estado de salud; cuanto más jóvenes seamos, menos esfuerzo económico será necesario. Este seguro permitirá no depender en el futuro, al menos de forma exclusiva, de las posibles ayudas que se obtengan de la Administración Pública.