Noticias

Las etapas de la vida: riesgos y protección

Published

Read time

Parece claro que a lo largo de la vida tenemos cuatro principales etapas bien marcadas: La infancia, la juventud, la adulta y la madurez. En cada fase vamos adentrándonos en un mundo diferente, casi sin darnos cuenta, en el que tenemos que ir reflexionado sobre el presente pero planificando el futuro.

etapas-de-la-vida


LA INFANCIA
Es la iniciación a la vida, el descubrir nuevas sensaciones y siempre con nuestros padres detrás minimizando los riesgos: ¡no corras!, sujeta al niño, ¡Por Dios! Se va a caer del armario… ¿no lo ves?, pero si se ha subido encima del armario!.

Todo son prohibiciones, con lo bonito que era empezar a escalar sin arneses y sin cursillos. Pero nuestros padres van marcando y enfocando nuestro futuro. Tenemos riesgos, pero es nuestra familia la que nos protege.

Según la economía de nuestros padres tendremos en el futuro más o menos posibilidades. Aunque tengan mucho o poco dinero, lo cierto es que ya hay padres previsores que formalizan para sus hijos los seguros dotales, la versión moderna de la hucha del cerdito.

¿Seguro total?. Si, aquel en el que el padre paga un dinero a favor de su hijo, para que cuando alcance una edad determinada sea quien cobre el capital. En el caso que el padre fallezca antes que se produzca ese momento, la aseguradora se hace cargo de las cuotas pendientes de pago. Pocos niños ahorran la paga de la semana y lo invierten, todo o parte, en fondos de inversión, pero los padres adquirimos esa responsabilidad y prevemos el futuro.

LA JUVENTUD
Esta etapa nos proyecta de forma diferente, los riesgos de las actividades que emprendemos ya no se controlan por nuestros padres… Hacemos locuras sin prever muchas veces las consecuencias, que en ocasiones recordamos con gran pavor. Claro, ¡qué bien vendría un seguro de accidentes o de vida!, pero no se suele realizar, salvo que pertenezcamos a una Asociación o Club y en este caso algo ya tendremos de protección.

También hay el ahorro… Espera, ¿qué ahorro? En estos tiempos, si no hay trabajo para los jóvenes no hay capacidad para obrar. Entonces, siguen siendo nuestros padres quienes vigilan ese futuro.

Aquí surge un nuevo riesgo no siempre bien valorado por los padres: ¿qué sucedería si a ellos les pasase algo?. ¿La pensión de viudedad del padre o madre y la suya de orfandad permitiría mantener el nivel de vida o continuar con los estudios?. Habría que reflexionar y seguramente muchos padres necesitarían un seguro de vida que no siempre tienen suscrito.

No es tan caro, pero muchas veces o no se valora la necesidad o se descarta pensando que es innecesaria, o imaginándose que puede ser más caro de lo que realmente es.

LA ETAPA ADULTA
Puede marcar su inicio la actividad laboral. Hace unos años ser mileurista era una forma razonable de iniciarse en el mundo laboral, y actualmente ya es casi una utopía: empezamos por ser becario sin retribuir, luego poco retribuido, y se ven los 1.000 € como un espejismo en el desierto. Y aun así empiezan las obligaciones: queremos independizarnos, adquirimos autonomía, podemos llegar a formar una familia, incluso  terminar hipotecando una casa, tener a su vez nuestros hijos etc., etc.

Aunque cada vez todo esto se va consiguiendo a edades más tardías, y aunque muchas veces se adquieren más obligaciones que derechos, sin duda hemos de reflexionar una vez más sobre el futuro, y ya cada vez con menos intensidad con la ayuda de nuestros padres.

Surge, sin duda la necesidad de pensar en la jubilación… ¿jubilación?, ¿con 30 años?, ¿estamos locos?… Pues sí, es el momento: ¡cuanto antes empecemos a acostumbrarnos, mejor!. Dejarlo para cuando queden pocos años significará que para alcanzar un mismo capital precisemos un esfuerzo muy superior: cuanto antes se empiece mejor, con tiempo capitalizaremos más. Pero hay que empezar…

Y la salud, nuestra y de nuestra familia, y el patrimonio que hemos ido adquiriendo con nuestra vivienda, y el coche, y los posibles daños que fortuitamente podamos causar a otras personas y que hemos de responder nosotros mismos… En medio de innumerables obligaciones de pago, surge la necesidad de protegernos a nosotros mismos, a los nuestros y a nuestros bienes y propiedades.

LA MADUREZ
La etapa de madurez supone la liberación de numerosas obligaciones: acabamos de pagar la hipoteca, nuestros hijos se hacen mayores y consiguen ser independientes, por tanto liberamos una capacidad de ahorro mayor que permite invertirla… y hemos de hacerlo con la seguridad de que mantengamos el ahorro, dado que la esperanza de vida cada vez mayor , y probablemente con buen estado de salud hará que tengamos mucho tiempo libre y con capacidad de disfrutarlo.

Pero el nivel de vida que deseemos alcanzar en ese momento vendrá influenciado de como hayamos actuado en las etapas anteriores de nuestra vida. En estas dos siguientes etapas surgen por tanto dos necesidades específicas de protección y previsión ya al margen de nuestros padres, aunque ahora seamos nosotros los que protejamos a nuestros hijos:

Analiza la etapa en la que te encuentras y asesórate con profesionales en las necesidades específicas de protección que precisas.